martes, 26 de marzo de 2013

Reflexiones Semana Santa



MARTES SANTO: Meditación sobre la
1ª lectura: Isaías 49, 1-6
-Oídme, islas lejanas; atended, pueblos apartados.
En una época en la que cada pueblo vivía, más que hoy,
encerrado en sí mismo, porque se tenían menos noticias y
menos medios de comunicación... esas llamadas al
universalismo son sorprendentes.
El mismo Jesús no salió del pequeño círculo de Palestina y países
limítrofes, sin embargo se sabía enviado al mundo entero. Se
dirigía a ese mundo entero: «oídme, islas lejanas... atended,
pueblos apartados...»
¿Es mi corazón universal? ¿Misionero? Como Jesús, como San
Pablo, ¿tengo ansias de que el evangelio sea anunciado a los que
no lo conocen? « ¡Desgraciado de mí, si no evangelizo!» (1
Corintios 9, 16) ¿Qué hago para ello?
-Desde el seno materno, el Señor me llamó. Desde las entrañas
de mi madre, pronunció mi nombre.
Gratuidad total de la llamada y del amor de Dios.
Ningún mérito por parte de este servidor. Es un «don» recibido, sin que él interviniera; ha sido amado
antes de haber sido capaz de contestar.
¡Dios es el primero en amar! «En esto consiste su amor: no
hemos amado nosotros a Dios, es Él quien nos ha amado»
(/Jn/04/07)
Experiencia humana, sobre la que hay que pararse un instante.
Pensar en el amor de mi madre, de mi padre. Ser «hijo», es
precisamente estar bajo el efluvio de un amor, antes de poder
corresponderle: el amor paterno y materno precede y suscita el
nuestro.
-Hizo de mi boca una espada afilada, me protegió en la sombra
de su mano, hizo de mí una flecha aguda, en su carcaj me
guardó. Me dijo: «Tú eres mi siervo».
Ser un perfecto instrumento para Dios. Estás a disposición de
Dios. Siempre dispuesto a servirle.
Señor, a ejemplo de Jesús, aumenta mi disponibilidad.
-Pues yo decía: «Me he fatigado por nada; en vano e inútilmente
he gastado mis fuerzas...»
Traicionado, abandonado, renegado... Jesús pudo tener tales
pensamientos.
Pensamientos de profundo desaliento. La impresión de que «no
se está haciendo nada», que se pierde el tiempo trabajando en
la obra de Dios, que se gastan «inútilmente» las propias fuerzas.
Tan sólo los «abandonados» pueden adivinar hasta dónde llegó
el desamparo de Jesús.
Los que no tienen a nadie, los que están desalentados, ¿pueden
contar un poco conmigo? Y Jesús, ¿puede contar un poco
conmigo?
-Y sin embargo, mi derecho subsistía a los ojos del Señor, mi
recompensa está en mi Dios.
Sí, yo era apreciado a los ojos del Señor: Mi Dios es mi
fortaleza. En el fondo de mi desaliento, en lo más profundo de la tentación
de la nada, esa fue la «reacción» de Jesús. La contemplo
detenidamente. Trato de imitarlo.
-Poco es que seas mi siervo, en orden a levantar las tribus de
Israel... Haré de ti la luz de las naciones para que mi salvación
alcance hasta los confines de la tierra.
Dinamismo misionero. Limitarse a lo del propio grupito, a su
clan... es muy poco.
¡Presentemos nuestros corazones abiertos al soplo de Dios!
¡Universal! Jesús, al morir, era consciente de esta necesidad. Un
corazón grande como el mundo.
MARTES SANTO: Meditación sobre el evangelio:
Juan 13, 21-33
Después de la meditación de ayer que se situaba históricamente
en Betania el lunes por la tarde... saltamos directamente a la
tarde del jueves, durante la última cena.

-Jesús dijo: "Uno de vosotros me entregará" Se miraban los
discípulos unos a otros, sin saber de quién hablaba.
Jesús toma la iniciativa de anunciar la traición.
Está solo. Nadie entiende en esto nada.
Uno de los discípulos, el amado de Jesús...
Juan subraya esto. Y es a ese título que él interviene. La
amistad.
-Estaba recostado junto a Jesús. Simón Pedro le hizo señal,
diciéndole: "Pregúntale de quién habla". El discípulo,
inclinándose hacia el pecho de Jesús, le dijo: "Señor, ¿quién es?"
Es una escena que ha sido representada por muchos pintores.
Familiaridad.Sí, Tú, Señor, has aceptado estos gestos sencillos. No te has
avergonzado de haber necesitado este afecto... de poder hablar
con verdaderos amigos...
Por otra parte, vemos una vez más en el Evangelio, las
funciones complementarias, en la Iglesia: Pedro toma la
iniciativa - prioridad oficial-, pero es Juan el que hace el encargo
delicado.
Cada uno tiene su sitio particular. Todos no pueden hacer todo.
Ayúdame, Señor, a cumplir bien mi cometido, y en mi sitio.
Durante estos días santos, quisiera, a mi manera, vivir contigo,
Señor. Ofrecerte mi amistad. Procuraré pensar mucho más en ti
en el curso de estos días venideros.
-"Aquel a quien yo mojare y diere un bocado". Se lo da a
Judas... y Jesús le dice: "Lo que has de hacer, hazlo pronto."
Ninguno de los que estaban a la mesa conoció a qué propósito
hacía aquello. Judas tomando el bocado, se salió luego.
Era de noche.
Todo se hace con palabras veladas... en una especie de pudor
sigiloso, entre Jesús y Judas... como si Jesús no quisiera
perjudicar a Judas: los demás no entienden lo que está pasando.
Hasta aquí llega la lucidez de Jesús frente a su muerte: es Él
quien dirige las operaciones; es El quién decide la hora: "lo que
has de hacer, hazlo pronto,". Mi vida, nadie la toma, soy Yo
quien la da. He aquí mi Cuerpo entregado por vosotros.
-Así que salió, dijo Jesús: "Ahora ha sido glorificado el Hijo del
Hombre, y Dios ha sido glorificado en él... Dios también le
glorificará pronto." Palabras asombrosas. Como ayer son
también una anticipación. La "gloria" ya está ahí, desde que la
muerte ha sido decidida, desde que el traidor ha salido para su
faena.
-Hijitos míos, todavía estaré un poco con vosotros... Yo me voy.
Tú no piensas en ti, sino en ellos. Van a quedarse solos. Pedro
adivina algo, sin duda. Y ¡propone "seguir" a Jesús!
-"¿Darás por mí tu vida?... En verdad te digo que no cantará el
gallo antes que tres veces me niegues."¡Pobre Pedro! Y sin embargo él se creía muy generoso, y lo era,
a su modo. Jesús le anuncia su propia traición, algunos minutos
después de la de Judas. Entonces, de repente, el silencio debió
de ser muy denso en el grupo.
Tu soledad ¡oh Jesús! es total. Has ido hasta el límite de la
condición humana. El hombre, que más solo se encuentre a la
hora de la muerte, puede reconocerse en ti.
.- MARTES SANTO: 1ª Lectura: Isaías- capítulo 49,
versículos del 1 al 6. 2ª Lectura: Evangelio de San
Juan- capítulo 13, del 21 al 23 y del 36 al 38
Ayer, lunes santo, vimos y contemplamos como una ráfaga de
amistad en Betania, con Marta, María y Lázaro, y Jesús con ellos,
gozando, en paz y con alegría, y apostando por los hombres:
"Vosotros seréis mis amigos si hacéis cuanto os he mandado".
Esa experiencia de la amistad en Betania, le sirvió y le ayudó a
sufrir, padecer y callar en su gran cena pascual y en su oración
agónica en el huerto de los olivos.
Profundamente conmovido, en medio de esa cena íntima de la
Pascua judía, la que él iba hacer ahora suya, su Pascua,
mirándolos a todos, con el brillo de sus ojos, reflejando la luz de
las velas, dijo con voz pausada y amiga: " En medio de vosotros
hay uno que me va a entregar"
Mirad fijamente, hermanos, contemplad su rostro para mejor
sentir y comprender su drama. El silencio era plomo.
En medio del amor conyugal surge la infidelidad. En medio del
amor familiar, un hijo, una hija da un portazo y se va... Son
síntomas de locura, de inmadurez del corazón... Pero en medio de
la amistad, lo que surge no es la infidelidad o la locura, lo que
surge es la traición, que es algo... satánico; sí satánico. No se
puede explicar en su profundidad, ni se puede comprender. Es el
misterio de la perdición: "más le valiera no haber nacido", dirá
Jesús, de Judas, cuando salió para venderlo, para traicionarlo.
Jesús hizo el último intento para que la amistad con Judas no se
quebrara. Durante la cena le dio a Judas, hijo de Simón, el
Iscariote, para que nadie pudiera confundirlo, un trozo de pan, untado en la salsa, signo de distinción, de reconocimiento, de
aprecio, de amistad. Resonaban en el corazón de Judas, aquellas
palabras: "Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que
hace su señor. Ahora os digo amigos, porque todo lo que oí de mi
Padre, os lo he dado a conocer" Judas, prefirió ser "siervo". Se
hizo sordo a la invitación, a la amistad... Tomó el pan con
displicencia, y detrás del pan, entró en él... Satanás. Jesús le dijo,
entonces: "lo que has de hacer, hazlo pronto". Y entre labios y
silencios, más que palabras, musitó: "más le valiera no haber
nacido". "Mas le valiera no haber nacido"
Judas salió y llenó de oscuridad la noche. La muerte y la nueva
Pascua han sido decididas desde que el traidor salió fuera: "
Ahora ha sido glorificado ya el Hijo del Hombre y Dios ha sido
glorificado en Él".
La amistad se rompe por la traición, que es, en primer lugar,
arrastrar por el suelo los sentimientos más íntimos y más nobles.
En segundo lugar es ser un homicida, al prostituir lo que más se
ama y se quiere, es decir: matar los amores. Y en tercer lugar,
profanar las ideas y pensamientos más luminosos.
Amor y traición: los dos contrarios, como tesis y antítesis
hegelianas, que definen a Dios y es la encrucijada de la
realización del hombre.
La vida y la nada. Amor y traición. Este es el dilema de esta cena
de amigos: todo o nada. Y nos resuena Juan de la Cruz con sus
"nadas" para llegar al Todo: "para venir a gustarlo todo, no
quieras gustar algo en nada; para venir a saberlo todo, no quieras
saber algo en nada; para venir a serlo todo, no quieras ser algo
en nada; para venir a tenerlo todo, no quieras tener algo en
nada; y cuando vengas todo a tener, has de tenerlo sin nada
querer, porque si quieres tener algo en todo, no tienes puro en
Dios tu tesoro…".
La vida es un misterio. No la encontramos en esos libracos gordos
de biología o de botánica o de psicología. La vida, vida, se nos
escapa de nuestros esquemas mentales. La traición también se
nos escapa, es una huida hacia la nada, que es misterio trágico
para la mente humana. Dios es, pues, amor, vida. Dios no es
traición. Está dicho todo: Dios no es traición. No te atormentes,
mi buen hermano, pensando cuantas veces robaste, mentiste,
fuiste infiel. El pecado, pecado, está en la traición, que es muerte de la amistad. "Ya no os llamaré siervos... ahora os digo:
amigos…" Puedes ser amigo. Eres amigo.
Solo quisiera acabar con el perfil del otro personaje del texto,
donde todos nos encontramos y reconocemos con más o menos
parecido: Pedro.
Pedro, en medio de un aire denso, pesado y triste, manifestó su
impotencia con un rasgo de falsa valentía, gritando: "¡Daré mi
vida por ti!". ¿Darás tu vida por mí?, le pregunta Jesús. ¡Pobre
Pedro, qué iluso! Pero Pedro negará, sí, negará, quebrará la
amistad, pero no la aniquilará. No hará traición al Maestro.
Llorará, sí, llorará. Pero no se ahorcará. Como Judas lo hizo.
Quédate ahora, mi buen hermano, en el patio de Caifás,
contemplando a Pedro aturdido por el eco, que sonaba fuerte en
sus oídos: "daré mi vida por ti, daré mi vida por ti". Y hasta, en
aquel momento e tensión trágica, cogió, bravucón, una espada
para defenderlo.
Escucha tú también el eco de tanta promesa renovada: de tu
bautismo, de tu matrimonio, de tu profesión y contempla a Pedro
en medio del patio, en la oscuridad de esa noche fría, rota por las
llamaradas y chisporroteos de la hoguera. Quizás sus lágrimas las
veas brillar al resplandor de las llamas, a medida que el gallo
canta.
A lo mejor, acabas tú también llorando con él, porque en el fondo
eres bueno, y te encontrarás de seguro, como Pedro, con la
mirada de Cristo, al cruzar el patio. Es mirada llena de
comprensión y de perdón, es mirada de amistad. Esa mirada nos
la ha dejado sacralizada en el Sacramento de la Reconciliación,
que no es moralina, ni lejía para limpiar las manchas mortales,
sino encuentro con el único Señor de la misericordia, que te
comprende en tu intimidad más profunda, herida y dolida, y por
eso te perdona todo: lo grave y lo leve, porque solo sabe de
amores, no de traiciones. "No saben lo que se hacen, no saben lo
que se hacen", dirá y repetirá, colgado de la cruz.
Perdonad que insista y acabe como había empezado: qué
importante debe ser esto de Amor y Traición en el marco de una
cena de amigos, para que la Iglesia nos lo repita dos días
seguidos y en la semana grande de los cristianos: Amor y
Traición. -Traición y Amor y en el medio la negación de Pedro, diciendo: "daré mi vida por ti, daré mi vida por ti". Y un momento
después: "no, no le conozco, no le conozco".
Que lo conozcas y reconozcas al partir el Pan, en la Eucaristía,
porque Él es el único que de verdad nos quiere, que de verdad te
quiere como seas y como estés. Él es tu amigo. Y tú no seas ya
siervo de tus traiciones. Sé también AMIGO de sus amores.
Martes Santo: Cruz, escándalo y gloria
Lecturas de la Misa
Isaías 49, 1-6: "Escuchadme, islas. Atended, pueblos lejanos....
Habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo.... Es
poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y
conviertas a los supervivientes de Israel: te hago luz de las
naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la
tierra".
En este texto se declara la vocación universal del Siervo de Yavé
y la convocatoria de todos los pueblos a la salvación por medio
del Mesías.
Evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38: "Un día Jesús,
profundamente conmovido, dijo: Os aseguro que uno de
vosotros me va a entregar. Los discípulos se miraron unos a
otros, perplejos.... Le dijeron: Señor, ¿quién es? Y él contestó :
Aquél a quien yo le dé este trozo de pan untado. Y untando el
pan, se lo dio a Judas.. Detrás del pan entró en él Satanás. Y
Jesús le dijo: Lo que has de hacer, hazlo pronto..."
En este texto Jesús habla muy claro de su muerte, por traición,
y está dispuesto a ella. Pero los discípulos no aciertan a
entender lo que el Maestro dice, y ni siquiera sospechan que
habla de su muerte en la Cruz. Pedro se muestra incluso
fanfarrón en su perorata a favor del Maestro. Después le
defraudará, como los demás.
Reflexión para el día de hoy.
¡Oh Cruz! ¡Oh Cruz!
El Hijo de Dios, el que vivía con el Padre y el Espíritu, y no podía
morir, en un momento de aparente frenesí de amor se vistió con la naturaleza de hombre, anonadándose. Así es como pudo,
primero, presentarnos el mensaje de salvación e ir avanzando
hacia la muerte redentora, camino del Calvario ; y, después,
mostrarnos su rostro de gloria, triunfante de la muerte,
transfigurado en luz de vida. Esto es lo que celebramos en la
Semana Santa: la muerte y la vida .
Pero hoy, martes, podemos atrevernos a preguntar si todo esto
que celebramos en la Semana Santa no tiene un poco de locura
colectiva bajo capa de fe. ¿Cómo es posible en el Hijo de Dios un
morir, infamado, y un resucitar, glorioso?
¡Oh cruz! ¡Cuántos misterios encierras y nos ocultas! Si te
abraza un hombre, y tú le abrazas, ambos morís. Pero si te
abraza Dios, y tú le abrazas, ¿quién muere en tus brazos?
Nunca en la historia de las religiones se encontró tamaño
problema: unir en un mismo ser y en un madero a quien, por un
lado, no podía morir, por ser divino e inmortal, pero, por otro,
estaba abocado a la muerte, por ser pasible y humano ..... La
mente no alcanza a comprender este misterio de vida y muerte;
el corazón se resiste a creerlo, y muchos que oyen la voz de los
cristianos que lo narran menean la cabeza con desdén...
¡Duras palabras son esas!, decían los discípulos Jesús, Hijo de
Dios e Hijo del hombre, durante su predicación del Testamento
Nuevo en el amor habló muchas veces a sus discípulos diciendo
que, al final de las jornadas de su vida, se prepararan a
presenciar un desenlace fatal, la muerte del Maestro. Éstos se
resistían casi violentamente a que les quisiera catequizar y
educar en ese sentido, previendo la dureza de tal
acontecimiento... ¿Cómo es posible, se decían, que muera en
cruz el Mesías, Hijo de Dios? ¿No vino a nosotros para vivir y dar
vida a los demás? ¿A qué viene entonces decir que sube a
Jerusalén y que allí le aguardan quienes serán sus verdugos y le
crucificarán?
Ver en la cruz a Jesús ¿no sería como verlo despojado de su
divinidad ...?
Sin embargo, Jesús insistía en que la muerte del Hijo del hombre
sería camino de vida, paso previo a su transfiguración definitiva,
y que ellos debían creerlo y tratar de comprenderlo.En verdad, con Jesús se abría un mundo nuevo, un pensamiento
nuevo, una actitud vital totalmente nueva. Pero ¿cómo
comprenderlo? ¿cuál sería su precio?....
Escándalo y locura de la cruz
Para la mentalidad judía, "ser divino" y ser capaz de "morir en
una cruz" eran realidades que no casaban; y lo mismo "ser
Mesías" y "sucumbir en una cruz". El salvador de Israel estaba
llamado a vestirse de poder y majestad, no de humillación y
vergüenza. Por tanto, si Cristo moría en cruz, no era el Mesías
esperado. La cruz era un escándalo, jamás un honor y gloria.
En esas perspectivas mesiánicas colmadas de gloria, ¡qué difícil
tenía que ser para los judíos adherirse a Cristo y asumir el
mensaje cristiano! Andaba por medio nada menos que la cruz.
Por contraste, en la comunidad cristiana, como discipulado de
Jesús, el misterio de que el Mesías, el Salvador, Cristo, muriera
en una cruz se encontraba en la base de su fe, aunque no sólo la
cruz, sino ella unida a la Resurrección del Crucificado.
Y ¿qué decir de la mentalidad pagana?. Para los cultos
pensadores griegos que entraban en contacto con el judaísmo y
cristianismo, hablar en religión nada menos que de una cruz era
una locura. La cruz no podía decir relación alguna con lo divino,
aunque se dijera encarnado. ¿Cómo podían los cristianos hablar
de la oblación que hizo de sí mismo el Mesías, Jesús, fundador
de la religión, y ser estimados sensatos, si esa actitud les
colocaba fuera de la órbita de la razón humana?
El testimonio de san Pablo
Esa locura y escándalo las sufrió san Pablo en sus correrías
fundacionales de comunidades cristianas. No sólo sufrió la burla
de los paganos sino incluso la actitud escandalizada de algunos
"judeo-cristianos" que, a pesar de haberse convertido a Cristo,
seguían estimando "escándalo" el acontecimiento de la "cruz" a
la que Jesús fue clavado (Gál 5,11). ¿No sería mejor, se decían,
borrar semejante escena de las catequesis cristianas? Entre los
fieles de Filipos llegó a haber, en el lenguaje de Pablo, algunos
"enemigos de la cruz de Cristo" (Filp 3,18)
¿No era prudente que los cristianos dieran primacía a otras
experiencias del Espíritu, evadiéndose de la cruz y de sus
imposiciones? Tal vez fue este escándalo de la cruz lo que movió a algunos cristianos a negar incluso la verdadera humanidad de
Jesús, reduciendo su imagen externa a mera apariencia de
hombre (I Jn 5,6).
Sin embargo, para la auténtica fe cristiana, aunque produzca
pavor y estremecimiento, la cruz es el signo máximo de la
inmolación de Jesucristo, es un gesto incomparable por el que
muestra que su vivir es un vivir para los demás....
¡Oh cruz, en que muere el Señor!
A pesar de las dificultades de comprensión de un Dios, hecho
hombre, que muere en la cruz, ahí está la culminación de la obra
redentora de Cristo, hijo de Dios e Hijo del hombre. Sin la cruz,
no tendríamos en la historia de la religión cristiana las dos
experiencias de mayor alcance: muerte y resurrección. Todos,
Iglesia, comunidades cristianas, y cada cristiano en particular,
morimos un poco con este Cristo que muere crucificado, y todos
resucitamos con él. Esa es nuestra fe.
Hay mucha gente que lleva meses preparando las celebraciones
de estos días. En algunas regiones del mundo la Semana Santa
tiene tanto arraigo popular, ha generado tantas tradiciones, que
exige una "puesta en escena" compleja y costosa: cofradías,
procesiones, espectáculos, ... Los seres humanos, cuando
sentimos que algo nos va, somos capaces de muchos sacrificios,
de mucho entusiasmo.
¿Es posible preparar del mismo modo nuestro itinerario interior?
La liturgia de estos días nos ayuda a vivir intensamente el triduo
sacro. Hoy martes, y mañana miércoles, somos invitados a
espabilar el oído para no perdernos ninguna palabra. El profeta
Isaías comienza con una exhortación a escuchar: "Escuchadme,
islas; atended, pueblos lejanos". La escena que Juan describe
está llena de confidencias que sólo pueden percibirse con un
oído fino: la pregunta del discípulo amado, la respuesta de
Jesús, la admonición a Judas, el diálogo entre Jesús y Pedro.
Martes Santo: El Señor pronunció mi,nombre
Me parece que el martes santo es un día ideal para el silencio y
la escucha, para caer en la cuenta de un par de verdades que
sostienen nuestra vida. Primera: existimos porque el Señor nos ha llamado en las
entrañas maternas, porque ha pronunciado nuestro nombre. ¿Te
sientes un don nadie, producto del azar, poco querido por tus
padres o por las personas que te rodean? ¡El Señor sigue
pronunciando tu nombre! ¿Te parece que tu vida es una
sucesión de acontecimientos sin sentido? ¡El Señor sigue
pronunciando tu nombre! ¿Crees que no merece la pena confiar
en el futuro? ¡El Señor sigue pronunciando tu nombre!
Segunda: el Señor quiere hacer de nosotros una luz para que su
salvación llegue a todos. ¿Te parece que tu vida no sirve para
nada? ¡Tú eres luz! ¿Tienes la impresión de que nunca cuentan
contigo para lo que merece la pena? ¡Tú eres luz! ¿Atraviesas un
período de oscuridad, de desaliento, de prueba? ¡Tú eres luz!
No quisiera olvidar ese ejercicio de diálogo a cuatro bandas que
se da entre Jesús, el discípulo amado, Simón Pedro y Judas, en
una cena trascendental en la que Jesús se encuentra
"profundamente conmovido".
El discípulo amado y Pedro formulan preguntas: "Señor, ¿quién
es?", "Señor, ¿adónde vas?", "Señor, ¿por qué no puedo
acompañarte ahora?". Quién, adónde, por qué. En sus preguntas
reconocemos las nuestras. Por boca del discípulo amado y de
Pedro formulamos nuestras zozobras, nuestras incertidumbres.
Judas interviene de modo no verbal. Primero toma el pan untado
por Jesús y luego se va. Participa del alimento del Maestro, pero
no comparte su vida, no resiste la fuerza de su mirada. Por eso
"sale inmediatamente". No sabe/no puede responder al amor
que recibe.
Jesús observa, escucha y responde a cada uno: al discípulo
amado, a Judas y a Simón Pedro. La intimidad, la traición
instantánea y la traición diferida se dan cita en una cena que
resume toda una vida y que anticipa su final. Lo que sucede en
esta cena es una historia de entrega y de traición. Como la vida
misma.

Martes Santo: Todos somos traidores
En este Martes Santo, el evangelio nos ayuda a profundizar en el
polo del resentimiento, que ayer apareció insinuado. Este polo
está representado por dos personajes conocidos: Judas (Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado) y, en un grado
diferente, Simón Pedro (¿Con que darás tu vida por mí? Te
aseguro que no cantará el gallo antes de que me hayas negado
tres veces).
Lo que más me impresiona del relato es comprobar que la
traición se fragua en el círculo de los íntimos, de aquellos que
han tenido acceso al corazón del Maestro. Me he detenido en
estas palabras: Os aseguro que uno de vosotros me va a
entregar.
Es muy probable que los que os asomáis diariamente o de vez
en cuando a esta sección os consideréis seguidores de Jesús. Yo
mismo me incluyo en esta categoría, sin saber a ciencia cierta lo
que quiero decir cuando afirmo ser uno de los suyos. La Palabra
nos va ofreciendo cada día muchas pequeñas luces para ir
descubriendo diversos aspectos del seguimiento. Hoy nos
confronta con nuestras traiciones.
La palabra “traición” es muy dura. Apenas la usamos en nuestro
vocabulario. Hemos buscado eufemismos como debilidad, error,
distancia, etc. Pero ninguna de estas palabras tiene la fuerza del
término original. Hablar de traición supone hacer referencia a
una relación de amor y fidelidad frustrada. Sólo se traiciona lo
que se ama. ¿Estaremos nosotros traicionando a Jesús a quien
queremos amar?
Lo traicionamos cuando abusamos de promesas que no vienen
refrendadas por nuestra vida.
Lo traicionamos cuando, en medio de nuestros intereses, no
tenemos tiempo para “perderlo” gratuitamente con él.
Lo traicionamos cuando le hacemos decir cosas que son sólo
proyección de nuestros deseos o mezquindades.
Lo traicionamos cuando volvemos la espalda a los “rostros
difíciles” en los que él se nos manifiesta.
Lo traicionamos cuando lo convertimos en un objeto más al
alcance de nuestros caprichos.
Lo traicionamos cuando damos por supuesta su amistad y no lo
buscamos cada día.Lo traicionamos cuando repetimos mucho su nombre pero no
estamos dispuestos a dejarnos transformar por él.
Dejemos que este Martes Santo su mirada nos ayude a descubrir
nuestras sombras.

Domingo De Ramos


Del santo Evangelio según san Lucas 22, 14-23, 56
Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: "Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios." Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: "Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios." Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío." De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros. "Pero la mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa. Porque el Hijo del hombre se marcha según está determinado. Pero, ¡ay de aquel por quien es entregado!" Entonces se pusieron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer aquello. 

Oración introductoria 

Espíritu Santo, ilumina mi oración para penetrar en la comprensión del misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, a quien quiero acompañar con mi oración, sacrificio y ayuda a los demás, no sólo este Domingo de Ramos, sino toda mi vida. 

Petición 

Señor, dame la gracia de seguirte con disponibilidad a donde quiera que vayas, incluso si me llevas hasta la cruz y al desprendimiento de mí mismo.

Reflexión 

Hoy es Domingo de Ramos porque celebramos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Pero entra como un rey humilde, pacífico y manso. 

No entra con tanques ni con metralletas para conquistar la ciudad. Tampoco entra en un caballo blanco al sonido de las trompetas, como lo hacían antaño los emperadores o los generales romanos después de vencer a los enemigos. No. Jesús entra montado en un burrito, signo de humildad y de mansedumbre. 

Es aclamado por gente buena y sencilla, y una gran cantidad de sus discípulos son mujeres y niños. Lo proclaman rey no con el estruendo de las armas, sino con los gritos de júbilo. Y no agitan bayonetas o pancartas, sino ramos de olivo y de laurel, signos de la paz. ¡Éste es Jesús, nuestro Rey, el Rey de la paz y del amor verdadero, el que entra hoy triunfante a Jerusalén! 

Pero también hoy es domingo de "Pasión" porque iniciamos esta semana de dolor, que culminará en la Cruz. Por eso en el Evangelio de la Misa de este día se proclama toda la pasión del Señor. Sólo ocurre esto dos días en todo el año: hoy y el Viernes Santo. Pero la muerte de Cristo en el Calvario no es una derrota, sino el triunfo más rotundo y definitivo de Nuestro Señor sobre los poderes del mal, del pecado y de Satanás. 

Estos días santos son, pues, para acompañar a Cristo en los sufrimientos de su Pasión y en su camino al Calvario: para unirnos a Él a través de la oración, los sacramentos, la caridad, el apostolado y las obras buenas. ¡Tantas cosas podemos hacer en favor de los demás!, pero tal vez nos falta imaginación o inventiva. O pensar más en los demás y menos en nosotros mismos.
Las últimas palabras de Jesús en la cruz son de una elevación singular: la súplica de perdón para sus enemigos, la promesa del paraíso al buen ladrón, la sed, la entrega de su Madre a Juan, el misterioso abandono paterno, el informe de su misión, la entrega de su espíritu al Padre. Y, tras la muerte de nuestro Señor, el religioso temor de los soldados y la lágrima del Padre caída desde los cielos; el terremoto, la destrucción del templo, la derrota definitiva del poder del mal y de la muerte, la acogida del Cuerpo bendito de Jesús en el regazo de María. Retratos todos de una sublimidad inigualable. 

Hoy iniciamos la Semana Santa y la Pasión de Cristo es una experiencia espiritual que todos debemos hacer si queremos ser auténticos cristianos. Sólo en la Pasión logramos comprender y aceptar tantas cosas incomprensibles en nuestra vida y experimentamos en el fondo de nuestra alma el amor infinito de un Dios que se entregó, hasta la locura, para salvarnos. ¡Sus llagas nos han curado! Y por ti y por mí volvería a repetirlo con tal de llevarnos al cielo. Ojalá también nosotros aprendamos a abrazar la cruz, amando y siguiendo las huellas de nuestro Cristo Crucificado. Eso significa ser cristiano. 
Propósito 

Seguir mi meditación diaria durante toda la Semana Santa, pidiendo a Dios me ayude a comprender el gran amor que me tiene. 

Diálogo con Cristo 

Señor, hoy te quiero dar las gracias por todas las cruces y dificultades que permites en mi vida. Ellas son muestra de tu singular predilección, son instrumentos que me concedes para santificarme y para acompañarte en tu misión redentora. Concédeme vivir todo con paciencia, con mortificación y con amor, en una palabra, ayúdame a acompañarte en tu pasión y a nunca dejarte solo. 


 Preguntas o comentarios al autor P. Sergio Córdova LC 
Autor: P Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net

jueves, 21 de marzo de 2013

Hacer El Amor Contigo



Hacer el amor contigo
y llegar a lo más profundo de tu ser
y beber ...de esa vertiente de fuego
que nace de tu pasión
y embriagarme de tu placer ,
recorrer tu cuerpo entero
saboreando tu piel,
como si fuera la última vez,
hacer el amor contigo
sin tabúes ni complejos ...
Como dos almas que se hacen una... solo amor
y dejar todo mi ser dentro de ti ,
y que sientas  mi amor que te quema ,
así haremos el amor ,
para que nunca olvides ...
 quien te amo más en la vida.

desconozco el autor

martes, 19 de marzo de 2013

Ámame así


Ámame así
con el paso del tiempo
marcado en cada pliegue de este rostro,
de guerrera de la vida
vivida plenamente en dolores y alegrías.
Ámame así con mis tormentas
seguro después el sol asomará lento
y de noche las estrellas llenarán
el firmamento.


Ámame así
con mis dudas, mis eclipses
que a veces no dejan traslucir
el alma mansa escondida por desvelos
y sufrimientos.



Ámame así,
que esta piel aún tiene
ansias de caricias y de abrazos tiernos.
Descubre la ternura que aún perdura
en este corazón que vibra de emoción
pese a amores que se perdieron,
no sé en qué esquina
del desencuentro.



Ámame,
no me dejes sin tu sonrisa,
tus manos prodiga, y
tu cuerpo ardiente de deseo.



Ámame así
que aún nos queda tiempo...
ámame...
Desconozco el autor

Hoy amado mío te siento cerca de mí, te quiero AMOR 

viernes, 8 de marzo de 2013

Feliz Día Mujer

Muy buenos días, quiero hacer llegar un saludo a mis hijas hermanas  sobrinas, tías, cuñadas… y todas las mujeres del mundo. Dios les bendiga infinitamente y les  guie por el camino, del bien. ¡¡¡ FELIZ DÍA DE LA MUJER!!!  Aquí  una canción que la disfrute